El espejo de Ramona

VII Festival Teatro Chiapas_web

Mujer tzotzil, chiquita, del color de la tierra. Tejedora de historias. Paridora de nuevos mundos. Luchadora. Necesaria. Quienes la conocieron, tendrán infinidad de adjetivos más para definirla. Quienes nos miramos en su espejo, tenemos el ejemplo de la mujer valiente que fue.

Valiente por ser una de las zapatistas que gritaron ¡Ya Basta! en la madrugada del primero de enero de 1994, dirigiendo las filas insurgentes que tomaron San Cristóbal de las Casas.

Valiente por tomar la palabra en el Zócalo del DF, frente a más de 100.000 personas, en la formación del Congreso Nacional Indígena.

Necesaria, porque junto a Ana María y otras mujeres zapatistas, dieron un golpe contra el machismo, impulsando la Ley Revolucionaria de Mujeres, que a día de hoy sigue vigente para defender los derechos de las mujeres en las comunidades.

La Comandanta Ramona fallecía el 6 de enero de 2006 tras una larga enfermedad, después de haber bordado una parte importante de la historia de la autonomía zapatista.

10 años después nos seguimos mirando en su espejo.

A miles de kilómetros, en un contexto que podríamos considerar muy alejado del día a día en las comunidades zapatistas, somos muchas las mujeres que nos miramos en su espejo. En el de las mujeres luchadoras, valientes, que toman la palabra, que paren nuevos mundos. Que caminan despacio, para llegar lejos. Y recordamos sus palabras en octubre de 1996. Y las hacemos nuestras, 20 años después:

EJÉRCITO ZAPATISTA DE LIBERACIÓN NACIONAL.

12 de Octubre de 1996.


Al pueblo de México:
Hermanos y Hermanas:

Por mi voz habla la voz del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.

Hoy hemos venido hasta aquí, hasta el centro de este país que se llama México, para decirle a todos los mexicanos y mexicanas unas cuantas palabras que tenemos nosotros los zapatistas.

De por sí es muy pequeña nuestra palabra de los zapatistas, pero su paso es muy grande y camina muy lejos y se entra en muchos corazones.

Estos corazones que nos escucharon son de hombres, mujeres, niños y ancianos que quieren un país democrático, libre y justo.

Estos corazones son los que nos ayudaron a llegar hasta el Zócalo de la ciudad de México.

Estos corazones quieren lo mismo que los zapatistas queremos y lo que todos queremos.

Queremos un México que nos tome en cuenta como seres humanos, que nos respete y reconozca nuestra dignidad.

Por eso queremos unir nuestra pequeña voz de zapatistas a la voz grande de todos los que luchan por un México nuevo.

Llegamos hasta aquí para gritar, junto con todos, los ya no, que nunca más un México sin nosotros.

Eso queremos, un México donde todos tengamos un lugar digno.

Por eso estamos dispuestos a participar en un gran diálogo donde nuestra palabra sea una palabra más en muchas palabras y nuestro corazón sea un corazón más dentro de muchos corazones.

Para este diálogo nacional vamos a caminar mucho y vamos a dar muchos pasos.

Nosotros estamos dispuestos a todo para dar estos pasos.

Pero necesitamos que todos ustedes nos ayuden a caminar a todos los zapatistas, así como me ayudaron a mí a caminar hasta aquí.

Hermanos y Hermanas mexicanos:

Yo soy la comandante Ramona del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.

Soy el primero de muchos pasos de los zapatistas al Distrito Federal y a todos los lugares de México.

Esperamos que todos ustedes caminen junto a nosotros.

Esta es nuestra palabra, hermanos y hermanas mexicanos.

Gracias.

Desde el Zócalo de la ciudad de México Distrito Federal.

Por el Comité Clandestino Revolucionario Indígena-Comandancia General del EZLN.

Comandante Ramona
México, Octubre de 1996.

Comments are closed.