Decrece Madrid nace de la idea de que la crisis actual no es sólo financiero-económica, sino múltiple y diversa: social, ecológica, energética, humana y en el fondo una crisis sistémica del propio capitalismo, constituyendo una oportunidad única de arranque de una sociedad de decrecimiento.
Queremos lanzar un ariete contra el mito del crecimiento ilimitado, que no ha hecho más que agravar las desigualdades sociales y el deterioro ecológico global. En una Tierra finita nada puede crecer de forma indefinida. Sin embargo, la necesidad de “crecer siempre” es consustancial al capitalismo, que opta por una huída hacia delante: la propia idea de capitalismo verde es una falacia. Así que es necesaria una transformación radical de la estructura social y económica.
Pero no hay una doctrina única; en el decrecimiento confluyen diversas tradiciones de transformación radical del sistema. El esquema decrecentista se ubica en tres esferas: individual, colectiva y cambio político. En lo personal proponemos la simplicidad voluntaria, la autoproducción o la reducción de la dependencia del mercado entre otros elementos esenciales, que se oponen frontalmente a la sociedad de consumo. En lo colectivo (indisociable de lo individual), la autogestión y la autoorganización son fundamentales en iniciativas como cooperativas de producción, de consumo o sistemas de intercambio no mercantil.
Pero si no hay además un cambio político, todo esto será marginal. Promovemos, pues, reducción y reparto del tiempo de trabajo; redistribución de la riqueza (salarios máximos, renta básica); banca pública; transparencia de la información; cambiar el indicador PIB por otros que reflejen más la calidad de vida y el bienestar social; participación colectiva en la toma de decisiones desde lo local; control de la publicidad; relocalización de la producción; agroecología; rediseñar las ciudades con criterios de sostenibilidad medioambiental, en especial en movilidad; tecnologías limpias y energías renovables; fomentar la prevención frente a la reparación; reciclaje; reconversión de los sectores más contaminantes en una nueva industria sostenible y rentable… Y en general, reducción del consumo mediante incentivos al ahorro y penalización del despilfarro.
Con la clave fundamental de que decrecimiento no sólo no es ir hacia atrás, sino que es ir a una sociedad más humana además de sostenible, puesto que la felicidad no está sólo en los bienes materiales.