Sevilla seguirá teniendo su duente, pero éste se vestirá como los tuareg y Sevilla ya no seguirá oliendo a azahar, pues todas estas plantas se habrán secado.
Y es que efectivamente, en unos años Sevilla tendrá un aspecto muy distinto, y unas temperaturas como las que se registran en el desierto de Arizona. Madrid, por su parte, tendrá el clima que tiene ahora Sevilla (sÃ, el mismo que hace que en verano las calles de Sevilla estén desiertas durante las horas centrales del dÃa). Por lo tanto, nuestros nietos no podrán estar sentados en una plaza a la sombra disfrutando de la tranquilidad de un Madrid estival a la hora de la siesta o dormir plácidamente con la ventana abierta.
La secretarÃa de Estado de Cambio Climático y la Agencia Estatal de MetereologÃa presentaron unos datos nada alagüeños. La PenÃnsula Ibérica es una de las regiones más sensibles al cambio climático, cuyas tierras y gentes pedecerán la cara más cruda del mismo. Para finales de este siglo las temperaturas habrán aumentado entre 3 y 6 grados y las precipitaciones rondarán entre el 15 y el 30% de las actuales.
Todo ello, fruto de un desarrollo contaminante y enfermizo. ¿Qué pasará con la agricultura en la PenÃnsula Ibérica? ¿Será más dependiente del petróleo y del agua cada vez más escasa? ¿Será más cara, de peor calidad y más contaminante? Esto no hará más que acentuar el problema, hasta que deje de ser posible y seamos totalmente dependientes del exterior. Y es que no hay desarrollo sin medio ambiente, ni medio ambiente con desarrollo.
TodavÃa podemos reducir estas consecuencias: consumo de productos locales, transporte público, bicicleta, caminar o, sencillamente, tener la suerte de trabajar cerca de casa… evitar consumir productos sobreenvasados, reutilizar, consumir menos, de mejor calidad y más ecológico… y todo para que nuestros nietos puedan seguir alimentándose con los productos que les da la tierra que habitan. Pequeñas y constantes acciones para que tengamos futuro. Únete a lo que ya está en marcha, no estás solo, entre todos podremos…