Ya en 1975 Aute incluía la Canción Consumo en su disco Babel, aunque mi madre asegura que ella la cantaba con sus amigos jipis en el 72 y que, por tanto, es anterior… vamos, que esta canción no es nueva. El vídeo (bueno, colección de imágenes aleatorias) deja mucho que desear, pero eso es lo de menos.
Producto. Consumo. Este es el triste tema de esta canción…
Temazo… bueno, musicalmente me parece horrible, jejeje, pero el mensaje… supongo que ahora tendría que salir con alguna frase anticonsumista. Pero podréis encontrar mucho más aquí: http://www.nadaimporta.com/simply-life-movimiento-anticonsumo-y-otras-historias/
Quizás sea más interesante saber que en 1972 (recordemos que rebasamos la capacidad del planeta en el año 1985) ya había gente sobresaturada de cosas, que aborrecía y denunciaba el consumismo. Es decir, que el destruir el planeta, provocar carestía de recursos, hambre, guerras y mucho sufrimiento no es la única repercusión negativa del sobreconsumo al que nos intentan someter. Hay algo más allá, algo cercano a cada uno de nosotros, algo que desea volver a valorar las cosas que crecen, las cosas que se toman su tiempo, las cosas que se pueden reparar, las cosas que tras cumplir su función vuelven a la naturaleza para, en el largo plazo, favorecer que haya más en el futuro. Supongo que ese deseo innato del ser humano, ese deseo de volver a valorar las cosas, a sentirse conectado con su mundo y con los que le rodean… ese deseo sigue habitando en cada uno de nosotros. Al fin y al cabo, no sólo somos objetores del crecimiento, sino también objetores de la lógica del individualismo, del usar y tirar y de la desconexión con el mundo. Porque tenemos otra lógica innata, una intuición que nos devuelve lo único que podemos necesitar para ser feliz. ¿Queréis saberlo? Escribid a decrece.madrid@gmail.com y os lo contaré, jejejeje. Un abrazo!
La sociedad de la economía de mercado ha aletargado al ser humano de su la facultad más demoledora: el pensamiento crítico. El problema tiene su raigambre en la racionalización indivitualista, donde se ha visto agravado por tener en ristre un dinero fiduciario que, alejado de la facilidad de intercambio, ha aupado a la mayor estafa crematística salvaguardada por unos gobiernos centrales, legitimando así la falsía financiera. Precisamente, a pesar del amparo ejecutivo, es el pensamiento crítico el único arma capaz de derribar a este sistema presidido por asientos de curules. Tomar conciencia del sobreconsumo al que nos vemos expuestos es, sin lugar a dudas, un proceso de pensar, de pensar con sentido crítico.
Un saludo.
P.S.: ¿Qué lógica intuitiva es a la que interpelas? :p
cacho mensaje!
Estimado Pável Vlasóv:
tu comentario exhibe un léxico asombrosamente rico, el cual, por desgracia, no tengo. Así que no intentaré hacer alarde de lo que carezco. Sin embargo, tu análisis, aunque cierto, creo que puede ser matizado. Si he entendido bien, pones al pensamiendo crítico (racional, entiendo) como primera víctima del sistema económico actual y como única herramienta para salir de él.
Sin embargo, para realizar un análisis detallado de la situación actual, uno ha de haber adquirido un conocimiento profundo del sistema económico capitalista. Esto es accesible, por desgracia, sólo a una selecta minoría de las gentes del planeta. Incluso yéndonos a un país sobredesarrollado como España es difícil encontrar a alguien que tenga un conocimiento profundo de la economía y todas sus vertientes y repercusiones sociales y ambientales. Quizás haya más gente con sentido crítico que con conocimiento, pero eso quizás sea otro tema.
Adonde quiero ir con esta pequeña disertación, es que la lógica intuitiva es algo connatural al ser humano y, por ello, no requiere de alfabetización ni de conocimiento especializado en economía ecológica, por decir un área… Es decir, aunque menos racional, es una herramienta más potente de cambio y no está sujeto a idiologías políticas. Por su naturaleza intuitiva, lamento poder sólo hablar de sus características externas o de lo que no es, en vez de dar una definición exhaustiva.
¿Quieres saber a qué sabe esta manzana? ¡Pues cómetela!
Es todo lo que puedo decir…
P.D.: Bonita contribución!!!! ah, y sí, el pensamiento crítico nunca está de más.
Personalmente no termino de encajar la lógica intuitiva como salida a una sostenibilidad y respeto medioambiental. Creo que es precisamente esa lógica innata la que nos lleva a un objetivo individualista. El ser humano, per se, no deja de buscar satisfacer sus necesidades, voluntarias o generadas por terceros, independientemente de las limitaciones y oportunidades materiales. Es clave tratar aquí al ser humano como especie de la cultura occidental, desde un punto de vista antropológico; esto se debe a que no es el mismo impulso biopsicológico, valor moral, patrón estético, etcétera, el preexistente por endoculturación en una sociedad mercantilizada, como la nuestra. o la que pudiesen tener sociedades como los auinus.
El pensamiento crítico lo entiendo como un usufructo que nos ha dado la decadencia de nuestra sociedad, por lo que no es innato, pero es clave para comprender y testar la dialéctica interna de nuestro mundo occidental, a pesar de contradecir en ocasiones las pulsiones atávicas que nos infundieron desde niños.
Un saludo.
Disculpa si me muestro reticente a concebir a la especie humana como “especie de la cultura occidental”. Para empezar porque en el propio occidente (una clara minoría) se ha producido un proceso de colonización de la cultura, un proceso de aculturación, de homogeneización… es decir, globalización. A la vista está que no es la misma cultura la de nuestros abuelos en Europa que la actual en occidente.
Otro punto importante es concebir al ser humano de forma innata como una máquina egoísta de satisfacción de necesidades propias. La ciencia ha demostrado varias veces y de forma clara la existencia de comportamientos altruistas tanto en simios como en seres humanos. El caso es que el ser humano nace con una plétora de recursos emocionales, pudiendo hacer gala del más bello de los altruismos y de la más escalofriante de las crueldades.
Existen procesos educativos y culturas a lo largo y ancho del planeta que intentan fomentar ese altruismo recíproco. Un ejemplo se puede encontrar en el libro “La otra África” o “Decrecimiento y postdesarrollo” de Serge Latouche, y otro ejemplo lo puedes encontrar en el “Special programme”, una sistema educativo basado en las “16 guidelines for a happy life”, diseñado por un lama budista, que se imparte en el 10% de las escuelas de la India, pero hay más ejemplos.
El pensamiento crítico es complementario a esa lógica intuitiva. Es más complejo, y necesario para contestar intelectualmente al discurso neoliberal, pero está restringido a una pequeñísima élite intelectual planetaria. El resto, que es el que cambia el mundo en su mayoría, no tiene acceso a los discursos decrecentistas. Sin embargo, muchas culturas llevan siglos siendo decrecentistas. De hecho, el propio Latouche dice que la necesidad de crecimiento es una rareza cultural en la historia de la humanidad. Así que una herramienta muy valiosa es precisamente esa mayoría de culturas decrecentistas, que fomentan la lógica innata del no-crecimiento, de la estabilidad a largo plazo.
Reconozco mi ignorancia en lo que arguyes; como ya te comenté, soy un prosélito en este movimiento e ideología. Tomo nota de las obras que mencionas, ya que derriban mi actual concepción antropológica.
Un saludo.
Tu intervención no ha hecho más que enriquecernos. Aquí todos estamos aprendiendo en esto del decrecimiento. Así que se valora muy positivamente cualquier intervención, sobre todo aquellas tan valiosas como las tuyas.
Seguimos caminando.