Posted on enero 28, 2014 in Activismo by natiComentarios desactivados en Oda a la Vida

Manifiesto contra la posible reforma de la ley del aborto.

 

 

 

En verdad en verdad les digo:

No hay nada más poderoso en el mundo

Que una mujer.

Por eso nos persiguen.

 

Gioconda Belli

 

 

Las mujeres y hombres que formamos DecreceMadrid defendemos un mundo basado en valores de sostenibilidad, donde el cuidado de las personas se sitúe en el centro y sea el objetivo del sistema económico, político y social, y la igualdad y la libertad sean derechos irrenunciables, irrebatibles, reconocidos y protegidos. Decrecimiento implica el decrecimiento de las desigualdades y poner lo realmente importante en el centro: la Vida.

 

De tal forma, nos oponemos a un sistema de dominación, mercantilización e instrumentalización de la vida natural y humana. En este caso, de la vida de las mujeres, a las cuales se nos somete al arbitrio de la ideología del gobierno de turno y a las exigencias de la jerarquía eclesiástica, que no responden en ningún caso a una demanda social.

 

La Ley 2/2010, que asume el derecho a la autonomía personal en las decisiones sobre si tener hijxs o no y cuándo tenerlos, señalando además su carácter especial para el sexo femenino, es el resultado de un largo recorrido de luchas de mujeres por gobernar su sexualidad, su capacidad de reproducir y, en definitiva, sus propios cuerpos y vidas. Estos avances se ven amenazados por el actual gobierno conservador y católico y su “Anteproyecto de Ley Orgánica para la Protección de la Vida del Concebido y de los Derechos de la Mujer Embarazada”, que quiere imponernos un regreso a la Ley Orgánica 9/1985, que regula la IVE (Interrupción Voluntaria del Embarazo) según supuestos.

 

Esta reforma es aún más retrógrada que dicha ley, puesto que elimina el supuesto de malformación del feto, y configura unas condiciones de tutela que infantilizan a las mujeres y arrebatan su derecho a decidir sobre su propia vida. Además menoscaban su dignidad y su salud física y mental, al someterlas a un duro itinerario a recorrer para poder abortar. Este hecho supone un conflicto para las mujeres, por no hablar de la estigmatización que implica una ley que dificulta e impide esta práctica, considerándola casi como un delito.

 

Además, este debate suele invisibilizar algunas de las causas que empujan a muchas mujeres a tomar la decisión de abortar: despidos por embarazos, relaciones de poder dentro de la pareja, feminización de la pobreza y desigualdad de género en el mercado laboral que se manifiesta en la brecha salarial, en una mayor tasa de jornadas parciales y temporalidad femenina, etc., o planteamientos sociales contrarios al sostenimiento de la vida… Cada vez más extremas debido a los recortes de la protección y las ayudas públicas por un lado y el debilitamiento de las redes sociales por otro. Así, no basta con legalizar el aborto, sino que han de fomentarse relaciones más sanas y amables con la Vida, lejos del machismo y el productivismo.

 

Por otro lado, ilegalizar el aborto no hace que éste desaparezca, sino que aumenta los abortos clandestinos, (sobre todo en las mujeres con menos recursos, incrementando las desigualdades de clase), con sus consecuentes riegos sanitarios (la Organización Mundial de la Salud calcula que en 2008, 47.000 mujeres murieron en el mundo por este motivo).

 

El hecho de legalizar el aborto no incita, como se quiere hacer creer, a abortar; por el contrario, prohibirlo sí fuerza a tener hijxs no deseadxs.

Legalizar el aborto permite que éste se realice de forma segura y respeta nuestra capacidad de elección como ciudadanas.

 

simon