Posted on julio 20, 2014 in General, Práctica del mes by hirunatan2 Comments »

Aquí está la práctica decrecentista del mes de julio.

 

Si queremos evitar la catástrofe ecológica, una de las mayores prioridades es buscar la manera de fabricar menos objetos materiales para nuestro consumo, y así reducir la explotación de recursos naturales. Y también es importante aprender a salir de la presión consumista, que nos empuja a comprar cosas nuevas y gastarlas lo más rápido posible para poder volver a comprar, lo cual es un desastre tanto desde el punto de vista ecológico como humano.

Para ello, la acción individual consiste en preguntarse, antes de comprar algo, si realmente lo necesitamos y, en caso afirmativo, si tenemos que comprarlo o si podemos pedirlo prestado o compartirlo con alguien. En muchos casos descubriremos que gran cantidad de los objetos que adquirimos son usados pocas veces o ninguna, y acaban archivados en algún rincón o directamente en la basura, pero aún así sentimos la presión para tenerlos, presión que en buena parte es inducida por la industria.

 

Esto es fundamental: si la mayoría de personas empezase a aplicar este criterio y consumir menos, el sistema económico tal como está establecido entraría en recesión, produciendo paro y pobreza. Pero esto lo único que indica es que el sistema está mal planteado, y que es necesario un cambio profundo, buscar otros sistemas que repartan mejor la riqueza y el trabajo, que no necesiten un consumo forzado para ser viables, como los que propone el Decrecimiento (pero este es otro tema, aquí hablamos de las acciones individuales).

 

Para saber más:

http://www.decreteca.org/es/content/comprar-tirar-comprar
http://www.consumoresponsable.org/criterios/criterios_ambientales
http://mecambio.net/ropa-muebles-objetos/
http://florentmarcellesi.eu/2014/04/01/europa-2030-la-gran-transformacion-ecosocial

 

Ahora mismo:

  • Reflexión individual o con amistades sobre cuántos objetos tenemos en casa y nunca usamos. Recordarlo la próxima vez que vayamos a comprar algo.
  • Acostumbrarse a pedir cosas prestadas a familiares u otras personas conocidas, o adquirir productos entre varias personas, para compartir.
  • Usar más los servicios de préstamo, como las bibliotecas, o la compra de artículos de segunda mano.
  • Intentar reparar objetos averiados en vez de tirarlos y comprar nuevos.

 

Poco a poco:

 

A fondo:

  • Participar en proyectos de la “economía del regalo”: tiendas gratis, bookcrossing, “no lo tiro“, o cadena de favores. Si nos sobra algo, ¿por qué no simplemente dárselo a alguien que le haga falta, incluso a personas desconocidas, sin esperar una reciprocidad directa? ¿Por qué no confiar en que cuando necesitemos algo en otro momento, quizá alguien nos lo pueda dar también?
  • Simplicidad voluntaria: aprender a desprenderse de las cosas que necesitamos menos. Ser consciente de lo que nos ahorramos en trabajar para ganar dinero para comprarlas, y en espacio y energías de guardarlas y mantenerlas organizadas.