Posted on noviembre 26, 2015 in Sin categoría by alevado1 Comment »
Un año más, todo está listo para el pistoletazo de salida de las rebajas navideñas de noviembre. Los centros comerciales están preparados para acoger a las masas de personas dispuestas a consumir. Los escaparates están dispuestos para lucir los más seductores descuentos. La euforia de las interminables colas de gente con cuatro o cinco bolsas en las manos llenas de productos tirados de precio empieza a sentirse.
Lo que esas bolsas lleven dentro, así como el coste social o medioambiental de cada una de las compras, es irrelevante. Si los productos los usaremos más de una o dos veces, si realmente nos hacen falta, si nos harán felices, o si todo esto del consumismo desenfrenado es sostenible o no… eso es irrelevante.
Lo verdaderamente relevante: los más de 1.000 millones de euros que las familias se gastarán en España en tan solo un fin de semana con las promociones del “Black Friday”, día que inaugura la temporada de compras navideñas. Con este dato en la mano, ¡quién necesita saber más! ¡Es justamente lo que necesitamos! O al menos eso llevan diciéndonos desde hace décadas…
Y nos lo han dicho tantas veces que podemos repetir el discurso de memoria: que las compras navideñas superen los 1.000 millones de euros es bueno porque sirve para que las empresas ganen dinero; y que las empresas ganen dinero es bueno porque sirve para que se reactive la economía; y eso es bueno porque los beneficios revertirán en el conjunto de la sociedad, crecerá el empleo y en definitiva continuaremos progresando y desarrollándonos como sociedad.
Según este discurso, acudir en tromba a los grandes almacenes en los próximos días no solo servirá para comprarmaterialismo aparatos, prendas y demás objetos que nos serán útiles y nos harán más felices, sino que, además, será de hecho a través del consumo que saldremos de la crisis. Una crisis que, a su vez, se nos muestra como una crisis económica pasajera de la que, en consecuencia, saldremos en cuanto volvamos a la senda de la recuperación y el crecimiento económico. 
Sin embargo, ¿alguien se ha parado a pensar hacia dónde estamos yendo realmente? Lo cierto es que sí. Ya durante la edad de oro del capitalismo, en el periodo transcurrido entre la Segunda Guerra Mundial y la crisis del petróleo de 1973, cuando se producía un crecimiento económico sin precedentes en Occidente, precisamente desde los países del “Sur explotado”, autores como Dos Santos o Mauro Marini ya planteaban que el modelo de desarrollo de los países del “Norte opulento” no era un modelo con validez universal, pues el desarrollo de los países desarrollados había sido posible únicamente a costa del subdesarrollo de los países subdesarrollados.
Desde esta perspectiva, ni siquiera la mal llamada edad dorada del capitalismo puede servir como ejemplo del buen funcionamiento de un sistema que para mantener elevadas las tasas de beneficio necesita extrapolar constantemente sus “externalidades negativas”, ya sea sometiendo a países enteros al subdesarrollo a través del expolio, sometiendo a las generaciones futuras a través de la deuda, o sometiendo a la naturaleza  a través de la contaminación, la tala forzada, el agotamiento de suelos fértiles, la destrucción de ecosistemas… De seguir por este camino, resulta evidente que el colapso climático, económico, energético, etc., es inevitable.
Así que, aunque ninguna de nosotras ni nosotros lo hemos decidido, aquí estamos. Destinados a afrontar una crisis que no es únicamente una crisis del capitalismo, sino que es una crisis civilizatoria. Con la ineludible obligación de asumir que la humanidad ya no puede contraer más deudas. ¿O creemos acaso que los países del sur van a permitir que los sigamos empobreciendo para mantener nuestro progreso y nuestro desarrollo? ¿No hemos entendido aún que no es posible un crecimiento económico ilimitado en un planeta de recursos limitados? ¿Seremos capaces de mirar a nuestros hijos e hijas a los ojos sabiendo que tendrán que cargar sobre sus espaldas los problemas que no fuimos capaces de enfrentar nosotros?
La hiperproducción y el hiperconsumo no solo no nos sacarán de esta crisis, sino que profundizarán en ella. Quizás sí sirvan para mejorar las estadísticas macroeconómicas. Esas que aumentan también cuando hay una guerra (gracias a la venta de armas), cuando hay una catástrofe natural (gracias a los recursos que moviliza para remediarla) o cuando fomentamos campañas como la del “Black Friday”, en las que somos responsables de que las grandes multinacionales sigan embolsándose millones de euros a costa del sometimiento de otras poblaciones y regiones del planeta. Quizás para esto sí sirva este modelo de consumo y producción. Pero lo que es seguro, es que no servirá para alcanzar la justicia social y ecológica que el mundo está reclamando.
El campo de batalla hoy está entre las estanterías de las grandes superficies. Si votar sirviera para cambiar algo -decía el gran Galeano- ya estaría prohibido. Cuando de verdad votamos, es cuando compramos. Por esta razón, desde DecreceMadrid apelando a esa necesidad insalvable de que los países del Norte “decrezcan” y comiencen a avanzar hacia sociedades capaces de vivir “mejor con menos”, apoyamos el Día Mundial Sin Compras, en contraste con el festín consumista que suponen las compras navideñas.
Con esta protesta pretendemos señalar la importancia de fortalecer los negocios locales y las iniciativas de comercio justo y de economía social y solidaria en vez de incentivar a esas grandes multinacionales que a través de la publicidad, la obsolescencia programada y la acumulación de poder, ponen en peligro la sostenibilidad social y ecológica. 
Porque superar esta crisis civilizatoria no pasa por más crecimiento económico; porque la felicidad no puede basarse en valores consumistas y mercantiles, ni tampoco cabe en una bolsa de supermercado; combatimos un anhelo, el anhelo de consumir, que es uno de los pilares fundamentales sobre los que se asienta el capitalismo; porque sabemos que no es posible un futuro sin que los países del Norte reduzcamos drásticamente los niveles de consumo y producción… hacemos un llamamiento a reinventarnos día a día, a cambiar nuestros hábitos de consumo y a hacer una reevaluación de nuestras prioridades para que un auténtico cambio de modelo sea posible.
Dicen que si sientes soledad, frustración, ansiedad… quizás la enfermedad que padezcas se llame capitalismo. Y las personas que formamos parte de DecreceMadrid estamos convencidas de que si existe una cura a esa enfermedad su nombre es “Decrecimiento”.
Posted on noviembre 15, 2015 in Sin categoría by alevadoComentarios desactivados en Documental, comida y buena compañía…”Esto lo cambia todo”

Desde DecreceMadrid, con la colaboración de GoVegans y Alianza por el Clima, queremos animaros a compartir la tarde del domingo y cambiar el clásico sofá y manta por documental, comida y buena compañía en nave10 , espacio autogestionado que en su  web se define como “un viaje, una mezcla idiosincrasias, artes, ideas, sonidos.”PROYECCION ESTO LO CAMBIA TODO

Para ello y con motivo de la celebración de la COP21 a finales de este mes proyectaremos el  documental  This Changes Everything (“Esto lo cambia todo”) dirigida por Avi Lewis y escrito por Naomi Klein, en el que nos muestran siete comunidades protagonistas de la lucha contra el cambio climático, que sirven a Klein para ir exponiendo la conexión entre las emisiones de CO2 y el sistema económico que las sostiene y proponer la idea de que es posible aprovechar la crisis del cambio climático para convertir el fracasado modelo del capitalismo en algo radicalmente mejor.

Y tras el documental tendremos un rato para el debate y para compartir la comida vegana que la gente de Go Vegan nos va a ayudar a preparar.

¿Puede haber un plan mejor para un domingo por la tarde?

 

Os esperamos el domingo 22 a las 18:00 en nave10 C/ Doctor Zofío, 10 (metro Carpetana, L6)