Dentro de poco se hará una reforma de la PolÃtica Agraria Común (PAC), que es la polÃtica que fija (o impone) la Unión Europea a todos sus miembros. Bueno, ¿y qué? ¿qué importancia tiene? ¿en qué nos influye? Bien, agárrate al asiento…
La PAC nació con la intención de incrementar la producción de alimentos en Europa, para que fuéramos autosuficientes en cuanto a alimentos se refiere. Su éxito fue su fracaso: la producción se incrementó enormemente a base de garantizar unos precios mÃnimos a los agricultores y comprando los excedentes de producción, que llegaron a ser tan altos que pronto empezaron a constituir una sangrÃa para las arcas europeas. Tras unos intentos de controlar la producción mediante coutas y subvenciones (cada vez más injustamente repartidas), pronto decidieron ponerse a la cabeza del neoliberalismo (incluso por delante de la Organización Mundial del Comercio… qué miedito…) y ahora su propósito es abrirse a un mercado global, sin fronteras, donde por fin todos los paÃses podremos competir unos contra otros, una guerra económica mundial, que favorecerá a los que peores condiciones laborales acepten, mayores producciones (aunque de peor calidad) obtengan y más subvenciones reciban de sus Estados (los Estados ricos, claro está, tienen ventaja), y transportarlos asà a donde haya demanda (sean centenares o decenas de miles de kilómetros, caiga el petróleo que caiga).
Pero este sinsentido puede cambiar la sociedad civil se hace oir y presionamos para que, cuando vayan a reformar la PAC, respeten la soberanÃa alimentaria europea y del resto de los paÃses. En este vÃdeo lo explican estupendamente. Además, en esta web puedes actuar y ver qué se está haciendo para que el sinsentido y la avaricia de unos pocos (que nos hacen comer alimentos pobres y recubiertos de productos quÃmicos aquà y empobrecen o matan de hambre a otras personas allá) deje paso al sentido común, las cosas bien hechas y orientadas al bien común (tanto dentro como fuera de la Unión Europea).
Es tiempo de conocer y actuar, es tiempo de hablarlo, moverlo y darlo a conocer. Está visto que los polÃticos no acabarán con el hambre en el mundo (pues les sale rentable a unos cuantos grupos de presión muy poderosos). Si queremos acabar con el hambre en el mundo, hemos de hacerlo nosotras, ahora, desde aquÃ, ya. No sólo es necesario, también es posible…