Vivimos en un mundo que se acelera: mayores ataques a la sanidad, educación, servicios sociales, investigación… mayor represión… mayor deterioro de las condiciones laborales… las noticias se agolpan. El transporte ha sido otro pilar más. La estrategia es fácil: empeoras el servicio público a base de recortes y favoreces lo privado porque asà esos servicios se dan “sin que al Estado le cueste tanto”. Lo que no dicen es que, para favorecer los intereses privados de unas pocas empresas, obligan a la clase media a volverse más dependiente del trabajo (gastan más parte de su salario que antes en lo básico) y dejan a un sector de la población sin esos servicios básicos.
Un caso claro ha sido el transporte público. Aún recuerdo a finales de los 90’… justo el año en que subieron desorbitadamente el precio de la entrada de cine empezaron a poner anuncios antes de la pelÃcula. Es decir, a pesar de recaudar más por la publicidad, eso no repercutió en una reducción del precio de la entrada, sino todo lo contrario. Todo sea por maximizar beneficio.
Hace unas semanas, Metro de Madrid accedió a perder un poco más de dignidad al romper la barrera entre la información oficial de Metro (como es el nombre de la estación) y la publicidad de un cacharro que suena y hace luz, y que no necesitamos, y que necesita coltan para su fabricación, y cuyas baterÃas contaminan al desechar el aparato obsolescente que alimentan y que nos hacen tener que trabajar más para vivir peor… Hasta entonces, Metro habÃa mantenido una barrera fija entre la publicidad que invade prácticamente todas las estaciones y la pared uniforme y libre de publicidad. Sin embargo, a partir de ahora habrá que estar con nuestros cerebros trabajando continuamente para filtrar la publicidad. ¿Qué será lo próximo? ¿Acaso cambiarán el nombre de las calles por marcas conocidas? ¿Y los números de las calles por modelos de móviles? Imaginad: vivo en la calle Nokia, número 3210, o en la calle Danone, número “ciruela con pasas”. A veces llevar la imaginación al extremo nos ayuda a anticipar el futuro, otras veces a entender el presente, y otras a tomárnoslo con cierto sentido del humor, dentro de la gravedad del asunto…
Curiosamente, no sólo Metro de Madrid no ha querido dar la información de lo que ha recaudado en esta campaña (viva la transparencia), sino que además ha subido el precio del billete, pero no como nos venÃa acostumbrando. ¡Ha sido el mayor incremento en 10 años! Y es que el afán recaudatorio no tiene fin… y vivimos en un sistema de endeudamiento continuo, de carestÃa continua, de permanente necesidad… y estas son algunas de las consecuencias.
¿Y qué hacemos? Bueno, mientras las cosas cambian y mientras no, ya hay convocadas varias acciones de protesta como, por ejemplo, un nuevo “yo no pago“, acción colectiva de desobediencia civil no violenta, el viernes 20 de abril a las 19:00 en Sol. Como es previsible que la policÃa vaya a alterar gravemente el orden público en lo que será una acción de protesta simbólica y pacÃfica, es posible que, con la nueva ley que quieren sacar, esta página sea considerada terrorista por alentar acciones que ellos consideran violentas y, en un futuro, sea cerrada. Nuevamente la imaginación puede ser muy útil para comprender la situación actual o para, esperemos que no, anticipar un futuro donde todo medio de contrainformación, toda web alternativa que defienda alguna protesta pacÃfica, pueda ser cerrada utilizando un torticero significado de la violencia.
Cuando el rico roba al pobre se llama NEGOCIO. Cuando el pobre pelea, aunque fuere pacÃficamente, para proteger lo que necesita para vivir, lo llaman VIOLENCIA.
Me hierve la sangre, en modo pacÃfico, pero cada dÃa me sube unos grados. Por algún sitio tendremos que explotar ¿no? y que nadie lo confunda con terrorismo… -_-‘