Tras la crisis financiera de EEUU se habló abiertamente de “refundar el capitalismo”. Como bien explicaron en este artÃculo, no se puede, simplemente el capitalismo se ha vuelto más poderoso que los polÃticos. Es decir, vivimos en una dictadura de los mercados y, atreviéndome a citar a Troski: toda dictadura tiende, por naturaleza, a perpetuarse a sà misma. Y es que quizás la avaricia de unos pocos hizo enfadar a unos polÃticos ingenuos o quizás con intención de maquillar el sistema… pero el caso es que la historia del capitalismo está plagada de burbujas financieras. Quizás las más recientes sean las de las empresas “.com” y, claro está, la inmobiliaria (tanto de EEUU como de España). Pero los inversores “necesitan” seguir ganando dinero, cada vez más, y son insaciables… Tras abandonar los pisos, diversificaron su especulación y buscaron nuevas cosas con las que especular, cayese quien cayese. Un caso es el de la especulación con alimentos, como ya explicamos en esta entrada, con nefastas consecuencias para mucha gente como la subida del precio de los alimentos o el acaparamiento de tierras. Pero también se especula con el arte contemporáneo en subastas absurdas que llevan el arte de los museos a galerÃas y almacenes privados. Otro ejemplo es el del vino, con sus consejos reguladores y sus denominaciones de origen… o la del whisky, con precios realmente por encima del precio de coste. O la del oro, que todavÃa continúa. O incluso la de los hidrocarburos, cuyo precio se encarece en tanto y cuánto su disponibilidad se enrarece. Esta última burbuja parece más resistente, pero el que se hinche afecta a toda la economÃa global (transporte, materiales derivados del petróleo, agricultura industrial…).  La especulación, entonces, no es cuestión de momentos puntuales: siempre pasa, es inherente al sistema.
¿Qué es la especulación?Sencillo: en un mercado donde los precios suben, tú compras (lo que sea, da igual), esperas hasta que suba el precio de mercado, y lo vendes más caro. Y eso es posible porque quien te lo compra más caro espera que otra persona se lo compre más caro todavÃa, y esa persona se lo compra por la misma razón… Al subir el precio del objeto de especulación, este bien se vuelve menos accesible a las personas con menos ingresos (en el caso de las casas, la especulación con casas dejó sin casa a mucha gente que no se pudo emancipar u optó por el alquiler… pero para evitar un descenso en las ventas, los bancos “ayudaron” (endeudaron) a estas personas porque esos bancos tenÃan intereses puestos en que la burbuja inmobiliaria siguiera creciendo, además de porque hacÃan negocio a base de endeudar). Hasta aquà sencillo y conocido, ¿verdad?  Pues no sólo eso, sino que, como quien especula gana un dinero sin aportar ningún beneficio a la sociedad, dispone de más dinero para optar a los mismos recursos. Es decir, que quien no ha especulado dispone del mismo dinero (pero menos comparado con los especuladores) para optar a recursos más caros. Es decir: especular = robar. Seguimos sin decir nada nuevo.
¿Por qué se produce la especulación? No es una pregunta baladÃ, aunque la respuesta pueda parecer obvia. La avaricia, la necesidad creada de ganar más, de alimentar el ego, de crecer más para seguir creciendo, de competir, de ser mejor… el ego, el ego… que eso pueda esconder deficiencias personales graves también, pero no es el tema de esta entrada. Otro factor de vital importancia… es porque el resto de habitantes lo permite al no luchar contra ello (probablemente porque desconozcan el tema o no sepan cómo luchar contra él).  ¿Dónde se produce la especulación? Hablando de la especulación a gran escala… en los mercados de futuros, en los mercados internacionales. Y esto… es de vital importancia.  Pero… ¿qué podemos hacer? Si han demostrado ser más poderosos que nuestros polÃticos… nada, ¿no? Efectivamente, con derrotismo nada… nuestra gran barrera… ¡y nuestra vÃa de escape! Porque identificado el problema: ¡identificada la solución! Si la impotencia asumida es el problema, ¡el empoderamiento es la solución! Vaya, esto ya suena más a decrecimiento… 🙂  Cada vez que compartas estas ideas, consumas y animes a consumir en mercados locales, productos locales y de temporada… o compres arte directamente al artista o a un intermediario justo… o estés en una cooperativa de vivienda financiada éticamente… o te construyas tu casa a lo “bioconstrucción”… o eches horas en un banco de tiempo… o utilices moneda social… cada vez que muevas tu riqueza (monetaria o no) en ámbitos locales estarás dejando de alimentar a los mercados que permiten la especulación a gran escala, ésa que tanto empobrece. El hecho de que la comida crece en cualquier lado y puede ser plantada por cualquiera… el hecho de que podamos contruirnos nuestras casas… el hecho de que podamos acceder al arte local… el hecho de que podamos intercambiar sin permiso ni necesidad de dinero… eso permite que podamos seguir construyendo una sociedad diferente, a nuestra escala y que se centre en los intereses comunes.  A las personas acostumbradas a que tomen decisiones por ellas en las más altas esferas quizás esto les suene a poco (sobre todo, poco mediático) y les desmotive. Pero: – poco es más que nada. – todo lo que puedes hacer puede parecer poco, pero es todo lo que puedes hacer y merece la pena hacerlo. – los ejemplos positivos fomentan actitudes positivas (un ejemplo en inglés). – atreviéndome a citar a San Francisco de AsÃs: “Señor, dame paciencia para aceptar lo que no puedo cambiar, valor para cambiar las cosas que puedo cambiar, y sabidurÃa para distinguir entre ambas.”  El cambio está en nuestras manos, el poder reside en un pueblo consciente y bien organizado. Decrece… ¡sà se puede!
¡Sà se puede! 😀