El 29S fue una jornada distinta a los demás, bueno, todas lo son. Esta semana ha sido la semana en la que se han incorporado adolestentes que no han seguido el proceso de pensamiento colectivo de año y cuatro meses, de debates sobre la no-violencia, la organización en red, la colaboración, la economía alternativa, cambiar las cosas desde lo cotidiano… lo cual hace al 15M más amplio y más complejo, sin duda será interesante… también ha coincidido con la actuación descarada de infiltrados en las manifestaciones que, al fin, ha hecho que esta costumbre policial salga a la luz para conocimiento de muchas personas que no suelen ir a manifestaciones. También se puso de manifiesto, una vez más, la brutalidad policial, especialmente grave en la estación de Atocha, donde la policía generó ocasiones de verdadero peligro (como hacer elegir a una persona entre se apaleada sin ninguna defensa legal o saltar a las vías), agredió a ancianos, empleado de renfe, viajeros a 1km300m de donde se produjo la manifestación… e intimidó a la prensa, atentando gravemente contra la libertad de información.
Como respuesta a tanta violencia policial la gente está empezando a organizarse. El 26S se reconocieron a cuatro infiltrados vestidos con capucha y se les expulsó colectivamente, así como a otros dos vestidos de nazis, que luego volvieron con más compañeros. El 29S la gente sacó una de sus armas más potentes: el sentido del humor, cantando “no me pegues, soy un compañero”. Tras una manifestación pacífica, la policía utilizó nuevamente la violencia para comunicar su deseo de que la gente abandonara la plaza. Además de no saber contar, se ve que tampoco saben expresar sus emociones. Pero un grupo de personas se autoorganizó para resistir sentadas, unidas, cuidándonos en momentos de tanta tensión, cantando lemas no violentos pero contundentes… fue un ejercicio ejemplar de no-violencia colectiva que nos hizo sentirnos como una familia… una familia que podía hacer retroceder a los prodisturbios.
Mientras, otra parte del colectivo Decrece Madrid vivió otro episodio, esta vez bastante más desagradable. En un bar del barrio de las letras vieron cómo la policía prodisturbios (empecemos a reapropiarnos del lenguaje) entreban violentamente, a porrazo limpio, para sacar a manifestantes y seguir apaleándoles fuera. Estamos trabajando para divulgar esas imágenes… Mientras, os dejamos con las imágenes de otro bar donde fueron más “educados”. Cada vez más gente es testigo de la brutalidad policial. Este acto parece ser un mensaje claro por el camarero que osó enfrentarse a los prodistubios, el cual ha sido objeto de acoso policial. Este tipo de mensajes, ademas de vulnerar los derechos de los ciudadanos y ser actos ilegales, no pueden sino recordarnos al más puro estilo mafioso. El gobierno, mientras, se identifica con este estilo tan particular de proceder. Sin embargo, Amnistía Internacional, organización que vela por los derechos humanos en todo el mundo, se ha preocupado por lo que ha pasado en Madrid, y va a pedir una investigación por la actuación policial del 25-S, por la cual nos ven desde otros países como una dictadura, donde la gente que exige democracia es claramente antisistema, porque este sistema es claramente antidemocrático, obedeciendo a intereses del mercado antes que a la voluntad de la gente.
Nosotras no podíamos sino contribuir con nuestro granito de arena a la libertad informativa, agradeciendo a tantos reporteros la valentía que han tenido y el papel que han desempeñado estos días. También hemos contribuido en ese otro trabajo para cambiar el sistema, ese trabajo de hormiguita, de lo cotidiano, yendo a Parla para catalizar la creación de un grupo de consumo. Nos han tratado de lujo… y les deseamos una alimentación sana y socialmente justa, acompañándoles en sus primeros pasos.
Dos formas de actuar complementarias e igualmente necesarias para unir, para aglutinar, para crear en colectivo una sociedad más sana y justa, que huya de la obsesión del lucro creciente para retornar al disfrute de la vida en comunidad, de la plenitud que da la sencillez, de una vida que merezca la pena ser vivida.